TRAFICO

martes, 26 de junio de 2012

1811: MURIÓ Ignacio Allende, militar insurgente mexicano (n. 1779).

                 UN DÍA COMO HOY 26 DE JUNIO MURIÓ


 


1811: Ignacio Allende, militar insurgente mexicano (n. 1779). 


(Ignacio José de Allende y Unzaga (N. en San Miguel de Allende, 1769 - † Chihuahua, 1811) fue un capitán del ejército realista en México que simpatizó con el proyecto de independencia del país. Asistió a las primeras juntas secretas de la rebelión organizadas por los corregidores de Querétaro y luchó al lado de Miguel Hidalgo y Costilla en la primera etapa de la guerra de independencia. Relevó a Hidalgo en el liderazgo de los insurgentes. En Chihuahua, fue traicionado, juzgado, ejecutado y su cabeza exhibida en una esquina de la Alhóndiga de Granaditas, en la ciudad de Guanajuato.)


 Allende nació el 21 de enero de 1769 en el seno de una familia española acomodada de San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), fue bautizado como Ignacio José de Jesús María Pedro Regalado de Allende y Unzaga. Su padre fue Domingo Narciso de Allende Y Ayerdy, un acaudalado comerciante, y su madre fue María Ana de Unzaga. En 1802 se incorporó al ejército virreinal de la Nueva España y logró ascender bajo las órdenes de Félix María Calleja. El mismo año contrajo matrimonio con Luz Agustina de las Fuentes, quien falleció al poco tiempo.


 En el año de 1806 comenzó a simpatizar con la idea de independizar a la Nueva España del reino español. Para el año de 1808 había regresado de su destacamento en Texas a su pueblo natal a comandar los Dragones de la Reina, un regimiento de caballería de élite. En 1809 fue descubierto en una de las reuniones clandestinas a favor de la independencia celebrada en Valladolid (hoy Morelia) pero corrió con suerte y no fue sancionado. Siguió apoyando al movimiento y fue invitado a participar en la conspiración organizada por José Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez en la ciudad de Querétaro, donde conoció al padre Miguel Hidalgo y al capitán Juan Aldama. 


 Originalmente, el movimiento de independencia iba a ser encabezado por Allende y por Aldama, pero una delación inoportuna cambió los planes y fue Miguel Hidalgo quien finalmente tuvo que dar inicio a la lucha en el célebre grito de independencia. Los antiguos conspiradores cerraron filas en favor del cura y tras controlar el pueblo de Dolores marcharon a San Miguel donde Allende consiguió el apoyo de su regimiento. El 22 de septiembre en la ciudad de Celaya Hidalgo fue nombrado oficialmente capitán general del ejército insurgente e Ignacio Allende teniente general.


 Cinco días más tarde el Virrey ofreció una recompensa de 10 000 pesos a quien entregara vivos o muertos a los líderes del movimiento. Durante la lucha armada Allende se hizo famoso por su ética y caballerosidad en el mando. Era partidario del orden y el respeto a la población civil y no castigaba o ejecutaba a sus presos. Tras la célebre toma de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato y la victoria en Monte de las Cruces, Allende propuso a Hidalgo tomar la capital del virreinato pero el sacerdote no compartió su parecer, sellando el destino fatal de la primera etapa del movimiento e iniciando un resquebrajamiento en la relación de ambos que sería infranqueable hasta el final de sus días. 


 Tras la derrota en la Batalla de Puente de Calderón, la jerarquía del movimiento exigió la sustitución de Hidalgo como cabeza del movimiento y Allende asumió la responsabilidad. Con un ejército diezmado decidió marchar hacia el norte para conseguir más dinero, armas y tropas. En Acatita de Baján fue traicionado por Ignacio Elizondo, emboscado, y junto con las cabecillas del ejército, apresado y conducido a la ciudad de Chihuahua donde fue juzgado por insubordinación y fusilado el 26 de junio de 1811. Su cadáver fue decapitado y su cabeza colgada de una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas en la ciudad de Guanajuato como escarmiento a la población.


 Sus restos reposaron en la Columna de la Independencia en la Ciudad de México hasta el 30 de mayo de 2010, fecha en que fueron trasladados al Museo Nacional de Historia para su análisis y autentificación. En la emboscada de Acatita de Baján resultó muerto Indalecio Allende, un hijo natural que había procreado a los 23 años con Antonia Herrera. También tuvo dos hijas de su matrimonio legal, las cuales en 1832 solicitaron al Gobierno Mexicano les devolviera los dos molinos de harina que le habían sido decomisados a su padre, por su participación en la rebelión, los molinos les fueron devueltos.


 

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